El fundador y director de AgroBio SAS, Martí E. Terán, formuló una breve, pero consistente síntesis, sobre el gran trasfondo y sobre todo el rol que juega en nuestra economía y la forma de relacionarnos con el mundo a través de los comodities o la materia prima que producimos, entendiéndose que el valor de la existencia de los opuestos (químicos y biológicos) son opuestos, pero que deben entenderse como complementarios pensando en obtener el mayor provecho de esto, ya que si nosotros como país no lo hacemos, otros aparecerán para ocupar ese espacio.

El comunicado: “Primeramente, es necesario citar la palabra Dicotomía. Haciendo referencia a una de sus acepciones… subdivisión, que desmiembra o disecta el área de un objeto en exactamente dos áreas (o en su defecto conceptos) complementarios.

La dicotomía forma parte de nuestra cotidianeidad a tal punto que la hemos internalizado como una extraordinaria habilidad argenta para ubicarnos siempre (o en la mayoría de las veces) de un lado de la vereda. Habilidad que es transversal a todas dinámicas desarrolladas en nuestra sociedad, y en donde claramente están incluidas las actividades productivas.

Retomando el título de estas líneas, la Producción Integrada establece que, “en los sistemas agrícolas de obtención de vegetales que utilizan al máximo los recursos y los mecanismos de producción naturales y aseguran largo plazo una agricultura sostenible, introduciendo en ella métodos biológicos y químicos de control, y otras técnicas que compatibilicen las exigencias de la sociedad, la protección del medio ambiente y la productividad agrícola, así como las operaciones realizadas para la manipulación, envasado, transformación y etiquetado de productos vegetales acogidos al sistema”.

La propuesta que acerca esta visión de gestión productiva (que incluye a la ciudad, al campo y a la industria) incorpora tecnología asociada al concepto de Síntesis Biológica. Pero el concepto trasciende a la mera sustitución de insumos. La Producción Integrada demanda internalizar fundamentos que deberán ser validados desde distintas disciplinas. En las que la agronomía, la biología (en gran parte de sus áreas temáticas) la biotecnología, la química y otras más, deben coexistir para alcanzar un equilibrio dinámico, entendiendo el valor de la existencia de los opuestos complementarios.

Argentina ha iniciado tímidamente esta transición. Transición que debe alcanzar no solo a las personas directamente relacionadas a los sistemas de producción. Las unidades académicas de formación, las instituciones, las organizaciones e inclusive la sociedad civil, deben transitar el camino que obligadamente conducen a un modelo de gestión abarcativo y complejo.

Como país, pasamos de ser el granero del mundo a ser el shopping mall del mundo. En donde los comodities y los productos con valor agregado forman parte de nuestra dinámica socio-económica con la cual nos vinculamos al mundo. Entendiendo por mundo a un Espacio Diverso que desde hace algunas décadas ha decidido romper inercias en distintas áreas. Una de ellas la constituyen los estándares de consumo de muchos artículos de uso frecuente siendo el principal objeto de cambio el modo de alimentación y la relación de los humanos con el ambiente. Negarse a tal cambio solo acarreará perder oportunidades que sin lugar a dudas otros sacarán provecho y harán propio ese espacio”, finalizó el mismo.